Septeto.
Esta agrupación se fundó en el año 1994, utilizando el formato del septeto tradicional: contrabajo acústico, tres, guitarra, trompeta, congas, bongó y un cantante.
Su director es el contrabajista Ernesto Reyes Proenza, conocido como “Palma”.
Cuando concibió al grupo, con la idea de desarrollar un inédito sonido cubano, “Palma” logró reunir a valiosos músicos para su proyecto, y al pasar el tiempo, aún con los lógicos cambios en la nómica de la agrupación, esa sigue siendo una de las premisas de los “Jóvenes Clásicos del Son”, catalogados desde su surgimiento como un nuevo rostro de la música cubana, al mezclar armoniosamente elementos del son más añejo, del arsenal de la vieja y de la nueva trova, y de otros ritmos caribeños y latinos en
general, logrando una sonoridad probadamente original.
Destaca también en la línea de trabajo musical de los “Jóvenes Clásicos…” la cuidada selección de los temas que interpretan, los cuales versan en torno a la vida contemporánea, empleando el doble sentido y el hablar callejero, pero sin acudir a textos comerciales o mensajes triviales. Su repertorio se nutre de obras de importantes compositores cubanos, desde los clásicos hasta los contemporáneos.
La carrera discográfica de los “Jóvenes Clásicos del Son” contempla placas como “No pueden parar”, editado por la discográfica Artcolor, que alcanzó el Premio EGREM en el apartado de Opera Prima; así como “Fruta bomba” “Tambor en el alma”, auspiciados ambos por el sello Tumi Music. La entrega discográfica del grupo finalizando el año 2005, grabada para el sello cubano Unicornio, lleva por título “Menos jóvenes, más clásicos” y en ella conservan la sonoridad fresca y raigal, fusionando elementos de flamenco, jazz y nueva trova.
Han actuado en las más populares locaciones de su país, así como en Europa, en varias urbes de América y en África. El periplo del septeto por este último continente, en el año 2006, constituyó una verdadera revelación de sus potencialidades en un mercado que les abrió sus puertas de par en par, ya que su presencia en países como Tanzania, Zimbabwe, Zambia, Sudáfrica y Botswana, se tradujo en explícita aceptación del trabajo del grupo en esa región.
Fieles defensores del legado de figuras como Arsenio Rodríguez y Benny Moré, los “Jóvenes Clásicos…” preservan la esencia del son cubano, lo renuevan y expanden, generando una de las músicas más valiosas que actualmente se produce en el ámbito musical de la Isla Grande del Caribe.
