Instrumento compuesto con portacuerdas en forma de mango unido a la caja de resonancia. Posee una abertura o boca circular en la tapa y en la cara anterior del brazo o mástil aparece el diapasón dividido en diecisiete trastes. El brazo termina en una cabeza en que se encuentra el clavijero con seis clavijas para las cuerdas agrupadas en tres órdenes dobles que se tensan desde el puente hasta las clavijas correspondientes. Se ejecuta con púa y en ocasiones, con los dedos.
Este instrumento se nombra tres en toda Cuba. El término es cubano y no hay referencias sobre su uso en otras regiones de Hispanoamérica. La construcción artesanal del instrumento es la más extendida y se lleva a cabo por artesanos de formación autodidacta, quienes desarrollan una técnica empírica confección, aunque también se asumió por reconocidos luthiers, quienes sumaron esta experiencia constructiva a la de guitarras y laudes.
La ejecución del tres resulta sencilla respecto a la del laúd. El virtuosismo de los tresero radica en lograr estabilidad y, a la vez, diversidad rítmica y, con menos cuerdas que el laúd, obtener riqueza melódica e improvisatoria. Es un instrumento sonero por excelencia, aunque también se utiliza en la ejecución del punto cubano. Su función musical en los conjuntos de son no se limita al punteo melódico, sino que desempeña un importante papel en el plano armónico y rítmico.
Aunque a simple vista puede asociarse con la tradición de instrumentos de cuerda de fuerte antecedente hispánico, el tres constituye hoy el instrumento de cuerdas cubano por excelencia.
